La celebración en Caimanera por el día del constructor, se realizó este jueves con un emotivo acto en las afueras de la Unidad Empresarial de Base, Empresa Provincial de la Construcción (EPCONS) Caimanera, donde se izó la bandera cubana y se entonaron las notas del himno nacional.
Autoridades locales, junto con representantes del sector de los cascos blancos, agasajaron a los trabajadores destacados que siguen el digno ejemplo de Armando Mestre Martínez, paradigma de esta profesión que desde sus inicios marca el desarrollo socioeconómico del país.
Uno de los momentos más esperados fue la entrega de la distinción Armando Mestre, a los trabajadores Rafael Vaillant Ramírez, Víctor Soler Queralta, Jesús Prieto Rabell y Reynaldo Duany González, quienes por más de 25 años y de manera ininterrumpida laboran en el sector.
Con gran emoción, se premiaron además a aquellos constructores que sobresalen por su dedicación, calidad en el trabajo y compromiso con la comunidad, galardón que recibieron Rafael Chamizo Céspedes y Jesús Prieto Rabell.
La miembro del secretariado de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) Helen Rodríguez Cuenca, hizo referencia a proyectos constructivos realizados en el marino poblado, así como los retos futuros que hagan de la construcción un sector sostenible: “Hagamos de esta celebración por el Día del Constructor en Caimanera, no solo una oportunidad para reconocer el arduo trabajo de los profesionales de cascos blancos, los hombres y mujeres de la construcción, sino también un momento para reflexionar sobre los desafíos que enfrenta el sector en la actualidad, miremos hacia la necesidad de formación continua y el uso de materiales endógenos y sostenibles, así como esa línea de las políticas medioambientales actuales y con la posibilidades que tiene hoy el municipio, no olvidemos que cada ladrillo, cada estructura que levantamos lleva consigo la huella de nuestro compromiso y nuestra visión”.
El acto por el Día del Constructor en Caimanera, no solo fue un homenaje a quienes construyen el futuro, sino también una reafirmación del compromiso hacia el desarrollo sostenible y el bienestar colectivo, una celebración que forma parte de las tradiciones de los caimanerenses para agasajar, cada cinco de diciembre, a los hombres y mujeres de cascos blancos, con el recordatorio de que detrás de cada ladrillo, edificio, o infraestructura, hay historias de esfuerzo, dedicación y amor por el trabajo bien hecho.