En estos tiempos en que gana cada vez más terreno a escala mundial la neutralización y el desmontaje de nexos con las revoluciones de liberación, la necesidad de afianzarnos en nuestros símbolos patrios constituye un acto insoportable frente al enorme aparato ideológico cultural imperialista.

Son tres nuestros símbolos nacionales: La Bandera de la Estrella Solitaria, el Himno de Bayamo y el Escudo de la Palma Real. A ellos le debemos los cubanos y también los extranjeros que visitan al país, el merecido respeto, el cuidado constante y el oportuno tributo por ser raíz y esencia de la nación, amén de representar profundos vínculos con nuestra memoria histórica.

La veneración a los símbolos nacionales, es también reflejo del cumplimento de nuestros deberes ciudadanos, de ahí que para robustecer la salvaguarda de nuestra historia e identidad, el 19 de Septiembre de 2019 se publicó en la Gaceta Oficial la Ley 128 de los Símbolos Nacionales de la República de Cuba, y puesta en vigor desde el 2020,esa norma jurídica define y regula los atributos que identifican a los símbolos nacionales, a la vez que fortalece la responsabilidad en una mayor educación del pueblo, en especial los niños y jóvenes.

Es un contenido atemperado a la Cuba actual, y su desconocimiento tanto por personas naturales como jurídicas, implica un desafío legal, político y cultural en medio de una guerra simbólica que fundamentalmente en el escenario digital pretende neutralizar y desmontar nuestra muestra identidad, la misma que nos define como nación.

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