No me evoques como apéndice de una usurpación, sin mencionar la resistencia al agravio… Ni pongas sólo el blanco a mis paisajes teñidos de carmín,  de tantos pies descalzos raídos por el lacerante salitre del mendrugo… No evoques la humillación de mis mujeres pasaje de ignominia en los cimientos….

Evoca el olor de mis orillas, las musas que al atardecer buscan cobija en las espumas, los hombres de mar y su cosecha , las hijas de Ochún y Yemayá, los jóvenes que construyen el presente y prefieren decir nagüe a decir man … Evoca un pueblo que defiende sus raíces y me estás nombrando …. Caimanera.

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