En un contexto de creciente tensión migratoria y políticas restrictivas en Estados Unidos, la reciente propuesta del presidente Donald Trump, de preparar las instalaciones de la base naval en Guantánamo, para albergar a 30 mil migrantes, desencadena una ola de rechazo entre los habitantes de Caimanera, poblado limítrofe con la ilegal área ocupada por los yanquis, que el 16 de febrero próximo cumplirá 122 años.
Desde que se conoció la noticia, las calles son escenario de conversaciones en las que predomina el criterio de la deshumanizante decisión.

Los residentes, en su mayoría familias que han vivido en el marino poblado por generaciones, expresan su descontento y preocupación. “No somos un centro de detención”, afirma Yaima Céspedes Henrry, informática de profesión y actual secretaria municipal de la Central de Trabajadores de Cuba.
“Nuestra comunidad no puede ser utilizada como un refugio para la crisis migratoria. Necesitamos soluciones humanas, no medidas que deshumanizan a las personas”, agrega.
La base naval en Guantánamo, conocida mundialmente por el controvertido centro de detención allí ubicado, ha estado en el centro de debates sobre derechos humanos desde su apertura. La idea de convertirla en un albergue para migrantes reaviva viejas heridas y temores entre los caimanerenses.

“El estigma que trae la base ya es suficiente, ya bastante tenemos que cuando se habla de Guantánamo en el mundo muchos solo piesan en la base, para que ahora nos vean vista como un lugar donde se trata a las personas como prisioneros”, comenta la federada Yaimé Pacheco Rodríguez.

Por su parte Luis Ángel Tamayo Imbert, joven Diputado y médico de profesión manifestó: “No hablamos de la franja de Gaza o de cualquier otra base militar que existe en el mundo entero, hablamos de la base militar en Guantánamo que además es un territorio usurpado, no podemos disfrutar de esos 117,6 kilómetros cuadrados porque están ellos ahí, y ahora para rematar otra vez lo convierten en un centro de detención. No es acrecentar el odio, pero si saber que hay un grupo de limitaciones, fectos psicológicos, un grupo de actuación social de los caimanerenses, que no es por gusto, o sea, tiene todo un condicionamiento, y un fundamento y eso hay que explicarlo”

En el caso de Guillermo Paumier Labacena, filósofo y profesor auxiliar del centro universitario caimanerense, opina que: “La propuesta de Trump es una respuesta a la crisis migratoria que ignora las causas profundas del fenómeno. Además, trasladar a miles de personas a un lugar como Guantánamo no solo es ineficaz, sino que también es inmoral”.
Los caimanerenses mantienen su postura firme: no quieren ser parte de una solución que consideran errónea y perjudicial. La comunidad se une en un llamado a la empatía y la comprensión hacia los migrantes, recordando que detrás de cada cifra hay una historia humana.
El rechazo ante la reciente propuesta de Donad Trump, refleja no solo un sentido de identidad local, sino también un deseo profundo de dignidad y respeto hacia todos los seres humanos, independientemente de su origen.