Como un Girón Parlamentario puede catalogarse la recién Sesión Constitutiva de la Décima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que tendrá por delante varios e importantes retos, cuya superación repercutirá, sobre todo, en el vuelco social de la nación, tras la lógica y atinada reelección de la Presidencia de la República de Cuba, del Parlamento y del Consejo de Estado.
En primer lugar habrá que estremecer aún más el quehacer socioeconómico para abordar la compleja y desafiante situación por la que atraviesa el país, ponerle freno a la espiral inflacionaria con su carga de mal estar y problemas que agobian a la familia, tienen que ser un asunto de primer orden por la trascendencia, sobre todo, en la cotidianeidad. Pero más allá de la inflación también habrá que seguir buscando las vías para hacer avanzar la estrategia económica y social ya establecida.
La nación necesita reactivar la actividad económica empujando los márgenes que deja el bloqueo imperial, eliminar trabas internas, en fin acabar de desatar los nudos que atan a las fuerzas productivas.
También el nuevo Parlamento tiene que cerrar el ciclo legislativo que abrió la nueva Constitución, la cual debe completar un sinnúmero de leyes, la mayoría aprobadas y otras en proceso.
Acabar de aprobar esas normativas, luego de perfilarlas, como es necesario, fortalecerá la aplicación de esa Carta Magna con la complementariedad que ofrecen esas normativas y sus reglamentos.
También como adelantaron el Presidente Miguel Mario Díaz-Canel, y el titular del Parlamento Esteban Lazo Hernández, habrá que darle seguimiento a los planteamientos de la ciudadanía recogidos durante los intensos recorridos e intercambios con los electores por los entonces candidatos a diputados. Fortalecer el vínculo entre los parlamentarios y sus votantes hará más robusta una legislatura que tiene por delante resolver al menos, importantes desafíos que permitan materializar el empeño de seguir la construcción de un Mejor País, consciente de que es Posible.