Amante de la paz, las letras, la cultura y la historia local son calificativos que identifican, en Caimanera, a Ofelia García Campusano, licenciada en Educación y Máster en Ciencia en Estudios Socioculturales. La pasión pacifista acapara mi atención, algo de lo que, en su propio decir, fue imposible desligarse: “Desde mi tiempo de colegiala, a finales de los 60, con el paso de los años entendí que la paz no solo es algo sagrado, sino también un derecho inalienable al cual ningún ser humano debe renunciar”.
Pacifista hasta la médula…
Cuenta Ofelia que todo comenzó a partir de discusiones, cuando apenas era una niña becada en la escuela Primero de Mayo (Los Mayitos), en Miramar.
“Con nueve años me enfrenté a una consigna mal utilizada: pin pon fuera, abajo Caimanera, un lema que nace con la intención de protestar contra la Base naval, pero yo, una niña caimanerense en La Habana, me sentía herida porque en ese entonces yo no sabía, que solo la Base estaba aquí, pero no tenía conciencia de lo que en verdad sucedía, solo atinaba a entender que agredían de palabra a mi pueblo, y era algo que no estaba dispuesta a soportar.
“En aquellas peleas infantiles se fue fraguando el amor hacia mi pueblo, y al regresar ya tenía otros conocimientos, los que se enriquecieron con un profesor de historia del séptimo grado, quien me despertó sentimientos de amor por la historia Patria y de mi Caimanera.
“Recuerdo que me sentaba en el portal de la casa, a ver pasar a los trabajadores, costumbre que de adulta mantengo, a intuir sus oficios o profesiones: aquel viene con portafolio es tal vez abogado; aquel de la bata, médico…, todo me llevó a amar a mi pueblo, del que siempre quise irme, pero nunca abandoné. A veces lo siento pequeño para mis sueños y ambiciones profesionales, pero aquí aprendí que si de ser útil se trata, usted en cualquier sitio puede ser buen profesional, y por tanto me adapté a vivir en Caimanera”.
La paz vuelve al eje de su discurso y asegura que, “para que hayan pueblos felices, la paz es imprescindible, y para que esta exista tienen que prevalecer las buenas relaciones entre los pueblos, entre países”, reflexión tras la que subraya en alusión directa al vecino e ilegal enclave de Estados Unidos en la bahía de Guantánamo: “Las bases militares extranjeras son una barrera, un acto de guerra en suelo ajeno.
“Me siento privilegiada por ser fundadora de la Federación Estudiantil de la Enseñanza Media, del primer equipo de gimnasia, del grupo de teatro. También tuve el privilegio de ir a la primera escuela en el campo fundada en Guantánamo, la Eduardo Saborit, donde integré el Destacamento pedagógico, etapa fuerte, pero excelente idea de Fidel: allí me formé para toda la vida, daba clases por la mañana a los estudiantes y por la tarde las recibía en el Destacamento pedagógico. Experiencia maravillosa.
“Otro vínculo que me llevó a esta visión pacifista fue pertenecer a la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), otra gran escuela, que me introdujo en el campo de la oratoria, y donde aprendí a organizar actos, entonces, en la década de los 80, dedicados a la solidaridad con Nicaragua, Vietnam…, estudié mucho la lucha de esos pueblos, me encantaba investigar, y hasta dirigí en la FEU la parte científica.
“En ese tiempo formé la familia, llegaron mis hijas, y debía dedicarle tiempo a ellas. Regreso a Caimanera, donde trabajé en Educación y terminé en el museo 19 de Diciembre, inaugurado en 1982.
“El trabajo en el museo me abrió muchos campos en la profesión; dirigí la Escuela del Partido en Caimanera, participé en muchos eventos nacionales e internacionales, pero me marcó, sobre todo, el presidido por Nelson Mandela. Eran talleres de mujeres por la paz, y cuando tocó hacerlo en La Habana añadió a la paz, la lucha contra el bloqueo.
“El evento se singularizaba también por la presencia de Vilma Espín Guillois y algunas abuelas de la Plaza de Mayo, y en él discursé sobre Caimanera y la nefasta presencia imperial desde 1898.
“Al cerrar mi intervención subrayé que aún bloqueadas, las mujeres de Caimanera no perdíamos la sonrisa, seguíamos luchando convencidas de que un mundo mejor era posible. El teatro se puso en pie y las ovaciones repetían ¡Caimanera estamos contigo! Solidaridad impresionante y espontánea. En ese tiempo comenzaban las Mesas Redondas y las Tribunas Abiertas, espacio en el que denuncié la ocupación ilegal de la Base naval de Guantánamo”.
Más que Ofelia se siente Cuba, Caimanera…
“Toda esa visión me dio la oportunidad de publicar el libro Caimanera, una mirada diferente, en el cual hablo de patrimonio, de la esencia de los caimanerenses… En cierta ocasión se buscaba un símbolo para Caimanera y la propuesta era una garita, a lo cual me opuse, porque si bien alude a la imprescindible presencia, heroica y vigilante, de los combatientes de la Brigada de la Frontera, también es un ícono de guerra por la existencia de las Bases militares extranjeras, un hueco negro estén donde estén. Caimanera es un pueblo de paz, y quiere la paz.
“En ese tiempo recibí la condición de personalidad de la cultura, y en el año 2018 el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos me invitó a unos eventos que se desarrollan en Europa por la paz y contra las Bases militares extranjeras, ocasión de un periplo por ciudades de Italia, Francia, Alemania y Austria, a todas llevé la historia de Cuba y Caimanera, la que por la presencia de la Base naval a la entrada de la tercera bahía de bolsa más grande del mundo está imposibilitada de desarrollarse, impedida de explotar los recursos que le brinda la naturaleza.
“Vivir en una zona militar, rodeada por necesarias medidas de seguridad, que alejan al caimanerense, al guantanamero, de sus elementos de identidad, del uso de los cayos, y la bahía en actividades tan diversas y cotidianas como los deportes náuticos, la pesca, la economía, la educación, el turismo y la recreación sana, me hacen preguntarme: ¿qué derechos tiene el gobierno de los Estados Unidos para ocupar el 32 por ciento del territorio de Caimanera (117,6 kilómetros cuadrados) y alentar desde allí planes mal intencionados? ¿Cuántas bases de cualquier tipo tiene Cuba en los Estados Unidos de América?
“Mucho ha sufrido este pueblo por la presencia extranjera en su suelo, incluso, el bochorno de escuchar en los medios internacionales como se utiliza el nombre de Guantánamo para tipificar y localizar el hecho horrendo de las cárceles del enclave militar, con sus prácticas de torturas y vejaciones.
“Cuba y Estados Unidos tienen también otras herencias, nuestras culturas se tocan de cerca, existen lazos culturales que no lo pueden romper las aberraciones imperiales. Un mundo mejor es posible, Caimanera aboga por la devolución pacífica del territorio usurpado, y que este a su vez sirva de ejemplo de paz y amistad, no de guerra ni de bloqueo.
“Agradecemos las voces que denuncian la existencia de bases militares extranjeras, y nos sentimos orgullosos de no perder la sonrisa, la esperanza de ver a la bahía de Guantánamo con toda su belleza y magestuosidad convertirse en un paraíso, que extienda sus lazos a su entorno caribeño, hacia el mundo, como un oda a la solidaridad y dignidad humanas”.