Autor: Redacción Central

Caimanera ha sufrido el bloqueo norteamericano desde el propio 1898, cuando desembarcaron sus tropas en la bahía y nunca más la abandonaron. Con la Base Naval, los pescadores perdieron sus mejores bancos de peces y los campesinos sufrieron los primeros desalojos de la entrada de la ensenada.

El triunfo revolucionario significó para Caimanera la dignificación de su pueblo en muchos sentidos. La Revolución dio al pueblo un enorme abrazo de cultura, progreso y constante preocupación por el hombre; pero como resultado de las agresiones y la falta de escrúpulos mostrada por los Estados Unidos a través de la Base Naval, el municipio está imposibilitado de tener un mayor desarrollo económico social y cultural.

Vivir en una zona militar rodeada de necesarias medidas de seguridad, alejan al caimanerense de sus elementos de identidad más profundos y del uso de la bahía y los cayos en actividades diversas y cotidianas como la economía, el intercambio con el Caribe, la recreación, la educación y el turismo.

Los niños y jóvenes están impedidos de disfrutar la acampada bajo la luna en la cayería que conforma la entrada de la bella rada guantanamera que por derecho le pertenece como su patrimonio natural más importante de la provincia Guantánamo.

Todos estos elementos inciden de manera negativa en la calidad de vida del pueblo de la Primera Trinchera Antiimperialista de Cuba que convive con una cotidianidad constantemente agredida tanto en la esfera material como espiritual, aún cuando la Revolución ha hecho grandes esfuerzos por minimizar esta situación adversa.

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