“Queremos la paz”, paz si, bases no” este clamor a la paz mundial, en inglés y otros idiomas se escucharon de manera reiteradas en Caimanera durante la declaración final del Octavo Seminario Internacional por la Paz y por la abolición de las bases militares y extranjeras, pero uno en particular acaparó mi atención y fue el que con voz pausa me explicó Murid Abukhaneter, joven palestino estudiante de Medicina en Cuba.

“Me solidarizo mucho con el pueblo de Cuba, y más ustedes aquí cercanos a la base naval, porque no quisiera verlos como mi pueblo, mucho menos con lo que sufren las familias en Palestina, mis amigos. Por el creciente genocidio al que está sometido mi pueblo”.

Aunque participa por primera vez en un Seminario Internacional por la Paz y la Abolición de Bases Militares Extranjeras, tiene clara su presencia y está consciente de la transcendencia del evento.

“Somos varios palestinos que estudiamos medicina acá en Cuba, y nuestra participación en el evento, es para sumarnos a ese reclamo pacifista en contra de las bases militares extranjeras en todo el mundo, en especial, la Base Naval de Guantánamo, ocupada ilegalmente por más de 120 años, porque -asegura- solo alcanzaremos verdaderamente la paz cuando todas estas ocupaciones militares se eliminen.

Murid Abukhaneter, estudiante de medicina en Cuba

Murid se solidariza con el pueblo cubano por esa ocupación yanqui, pero sabe que unido a esta causa, su deber también va en denunciar el crimen contra su pueblo: Palestina.

“Yo no quisiera que nadie pasara lo que pasa en mi pueblo, esos crímenes de guerra que se hacen en la Franja de Gaza, en Palestina; en Siria, en el Líbano, con el apoyo de los países occidentales, de los Estados Unidos. Por eso, en nombre del pueblo palestino alzo mi voz en el Octavo Seminario también en busca de la independencia de mi pueblo completo desde el río hasta el mar”, acotó.

La sencillez con que Murid se expresa, cala en mis sentimientos, y se establece una conexión por el sufrimiento y sin quererlo le espeto, sé que serás un gran médico, y al instante me dice; Gracias a Cuba, por ella y por mi pueblo alzo mi voz, por las muchas voces que a diario son apagadas por la guerra.

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