Quien planta un árbol, planta una esperanza, una frase popular que por estos días hacen suya la Brigada de Instructores de Arte José Martí (BJM) en la comunidad de Cayamo para dar vida al proyecto de iniciativa sociocultural Guayacán Negro.

Lilisbet Ray García, instructora de la especialidad de danza en el Centro Mixto Mártires de la Gloria de la comunidad de Cayamo, dijo a Radio Bahía que esta iniciativa comunitaria constituye un instrumento indispensable para la transformación recreativa en el poblado.

Un proyecto que nace incentivado por las propiedades aromáticas del Guayacán Negro, su importancia, además porque se le considera el árbol de la vida: “Nos decidimos por ese nombre porque el árbol del guayacán es nativo de las Islas del Caribe, endémico de Cuba, propia de climas áridos y semi-áridos, con una características muy importante en sus largas raíces, y con la capacidad de atraer agua desde los profundo hacia la superficie, a su vez su sombra genera un microclima, un lugar ideal no solo para las plantas sino también para el disfrute de una obra cultural”. “Además como se le considera el árbol de la vida, esta iniciativa queremos que se mantenga viva con nuestra tradiciones y costumbres, y utilizar así los espacios hábiles en función del bienestar social y medioambiental y la integración comunitaria, por eso lo asociamos con un Guayacán para que sea fuerte, resistente, de vitalidad y transforme la comunidad”

Una iniciativa que busca incentivar el cuidado de de la flora y fauna y sumar a ellos a los pobladores de la comunidad a través de las distintas artes: “En él vamos a crear, en las nuevas generaciones el crecimiento artístico cultural, espiritual y social, a través de los talleres de creación de las distintas manifestaciones”.

Guayacán Negro prevé encuentros con artesanos de la comunidad, narradores orales, eventos policulturales, convocatorias de artistas del patio, y de esta forma promover el proyecto tanto en lo comunicativo como en lo participativo, dijo la también Vicepresidente de la BJM de Caimanera, Lilisbet Ray García.

Otro de los sueños que se persiguen con la iniciativa, es que esta genere autonomía y con ella mejorar las condiciones sociales, como símbolo de relación inagotable del hombre con la naturaleza. Que conozcan de las transformaciones y soluciones de los problemas medioambientales, los que afectan el ecosistema costero, que investiguen de nuestra flora y fauna para su cuidado, conservación, protección, y que de esta forma la comunidad actué colectivamente por su propio bien.

Guayacán Negro, pretende también ser el contacto más íntimo con la naturaleza, y en colaboración con la tarea Vida: “A parte de las actividades culturales, también se le dará tratamiento a tarjas y monumentos del municipio, y se trabajará en la implementación de acciones que contribuyan con la tarea Vida, estrategia medioambiental que es prioridad en Cuba, y que mejor forma que reforestar guayacanes”.

A decir de Lilisbet Ray García, instructora de la especialidad de danza la conexión de la BJM con la naturaleza es primordial porque a través de los distintos espacios socioculturales pretenden lograr que los pobladores de la comunidad caimanerense de Cayamo construyan relatos comunes y que estos le confieran a su vez una identidad compartida, que mejoren la convivencia y aumenten también la autoestima.

Son los primeros pasos de una propuesta que busca favorecer la comunidad con la siembra de árboles, esenciales para el desarrollo de ecosistemas, también claves a la hora de producir oxígeno y reducir los niveles de dióxido de carbono, de ahí que no olvidan que la gente que no hace nada por conservar los árboles, vivirá en un mundo que tampoco podrá sustentar a las personas.

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