Solo unos díaz nos separan del domingo  25 de septiembre, fecha en la que será sometido a referendo el Código de las Familias, una legislación largamente analizada y cuyas sucesivas versiones proponen un país cada vez más inclusivo. En un breve recorrido por las calles de Caimanera encontramos estas opinions.

Este documento pretende, el amparo de los derechos de todas las personas en situación de vulnerabilidad, niños, niñas y adolescentes, adultos mayores, dicapacitados y personas que   sufren violencia familiar y de género en todas sus formas, señalo Guillermo Paumier Lavacena, Máster en Ciencias.

El professor del Centro Universitario Municipal, señala ademas que la ley no priva a nadie de derecho, todo lo contrario da derechos a quienes no los tienen –y los merecen como seres humanos. Defiendo el código en tanto se acerca a las realidades de muchos cubanos y cubanas, regulariza su situación; y les permite a las futuras generaciones contar con una gama de derechos más amplia, añade.

Por su parte Estrella Artiles, Secretaria del bloque número seis de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), expresa que este es el Código de mujeres, hombres, niños, niñas, ancianos, que han construido la nación cubana y que siguen apostando por ella. »No solo regula la situación legal de los diferentes tipos de familia existentes en Cuba hace años; sino que aborda temáticas relativas a la niñez, los adultos mayores y la función educativa de las familias”, argumenta.

Mi voto por el SÍ, afirma, Miguel Andrés Valles Carcases, Metodologo de Educacion Física en la Dirección Municipal del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER). «Considero necesaria la aprobación del Nuevo Código de Familia, pues este trae un conjunto de normas y leyes que no se contemplaban en el anterior y que están más a tono con la sociedad actual, no debe ser valorado por solo un articulo sino como un document que protege a todas las familias, añade.

La aprobación de un Código de las Familias en Cuba se convierte en una necesidad inaplazable, sentida y soñada por muchos a partir de normas concebidas con un profundo sentido ético, con vocación de pluralidad e inclusión, erigido desde los afectos, sobre la base del respeto a la diferencia y la visibilización de los sectores más vulnerables en el orden familiar.

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