Aunque el famoso cantante Luis Gardel dice en su canción que veinte años no es nada, los más 120 de la presencia norteamericana en 117,6 kilómetros cuadrados en suelo patrio, nos parece demasiado tiempo, un hecho abominable que constituye hasta nuestros días un puñal en el pecho de los habitantes de Caimanera.

Estados Unidos lejos de intimidar al pueblo caimanerense, cimentó de batallas en batallas las convicciones patrióticas y antimperialistas de los habitantes de este marino poblado, y así también sucedió en los días de Girón, cuando una inusual concentración de buques de guerra se posicionaron en la base.

En el mes de abril de mil 961, el gobierno norteamericano anunció la realización de una maniobra militar, pero en realidad era la cobertura militar a la invasión mercenaria por Playa Girón, donde se cometieron varias arbitrariedades contra trabajadores cubanos, que no apoyaban una invasión a nuestro país y protestaron.

Uno de esos hombres fue el trabajador Rolando Quintero, a quien detienen, interrogan y obligan a renunciar, igual derrotero corre Ramón Sánchez ya que llegó a conocimiento de la inteligencia militar  de la base que estudiaba por las noches en un curso de ideología y leía libros de Marx-Engels y Lenin, por lo que dos marines lo llevaron a la puerta terrestre de la instalación y lo expulsan por no ser idóneo.

De la base naval, en esos días de Girón, también salió una lancha artillada que atacó la refinería Ñico López en Santiago de Cuba, maniobras mercenarias a las que también se sumó la artillería antiaérea de un crucero norteamericano que abrió fuego contra un avión nuestro, entre el territorio de Imías y la ilegal base naval yanqui, donde todo era movimiento como preludio de la invasión.

En las arenas de playa girón se logró la primera derrota del imperialismo yanqui en América, a la vista de la escuadra estadounidense, estos tanques pensantes en su campaña de desinformación parecía que lo sabían todo, menos el patriotismo y capacidad de lucha de nuestro pueblo, parece que tampoco sabían del liderazgo y capacidad de Fidel Castro Ruz, ignoraban también que al frente de la provincia de Oriente estaba el comandante Raúl Castro Ruz y que para defender la parte sur donde está ubicada Caimanera se había designado al valiente comandante rebelde Eddy Suñol, para defender el suelo patrio si los yanquis decidían iniciar la invasión por la base naval. 

Mientras tanto en Caimanera existía una gran efervescencia revolucionaria, el entrenamiento de las milicias era masivo y hasta altas horas de la noche, el un, dos, tres, cuatro, de su cadencia de marcha  se escuchaba en todo el marino poblado, cosa que molestaba mucho a la contrarrevolución, y que los Cederistas de municipio aprovecharon muy bien para convertir cada cuadra en un cuartel, llevando a la contrarrevolución a opción cero  y neutralizando a una posible quinta columna, los que fueron detenidos y recluidos en el Gremio Portuario del poblado.

Aquellos días, ante la convocatoria de la mafia anticubana para destruir los centros de trabajos, la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), protegió sus centros laborales a riesgo de sus propias vidas, algunos hacían la guardia vestidos de milicianos, el ardiente patriotismo de los caimanerenses al conocer de la invasión desde la trinchera querían llegar a Girón, algunos logran como fue el caso de José Hernández García, Abdón Vega, Aldo Herrero Zabala, Samuel Rodiles Planas y Wilfredo Gonce Cabrera, éste último resultó herido en el brazo izquierdo, pero él no se hospitalizó. En una ocasión le dijo a un compañero: “Creo que voy a perder este brazo”. Continuó combatiendo herido hasta que fue alcanzado por el fuego de una bazuca enemiga por el pecho. Al morir el 19 de abril de 1961, aún no había cumplido los 19 años.

A 63 años de la Victoria de Playa Girón, el imperio sigue ahí como amenaza para la humanidad, mantiene un añejo diferendo con Cuba y nosotros los caimanerenses estamos aquí, orgullosos de nuestra historia de lucha y de victorias, firmes y preparados con la seguridad que como en Girón  VENCEREMOS.

Colaboración de Roberto Tirado González, patriótico de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana

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