“El deporte no solo se trata de ganar, sino de superarse a uno mismo”, presagio que bien conocen Melody y su entrenador. En cada entrenamiento, se pueden ver los pequeños avances: un golpe más preciso, una reacción más rápida, un mayor control sobre la pelota. La evolución es palpable, y ambos lo saben.
A medida que se acercan las fechas de las olimpiadas, la presión aumenta. Sin embargo, en lugar de desanimarse, Melody encuentra en esa presión una fuente de energía. “Quiero demostrar que puedo competir al más alto nivel”, dice con firmeza. Fernando la anima a canalizar esa energía en cada entrenamiento, convirtiendo el nerviosismo en motivación.
El 18 de abril será un día decisivo. En ese momento, todo el esfuerzo y la pasión se pondrán a prueba. Pero lo más importante es que Melody y Fernando ya han ganado algo invaluable: la certeza de que con trabajo duro y dedicación, todo sueño es posible. Y así, entre risas y sudor, continúan su camino hacia las olimpiadas, listos para dejar huella en la historia del deporte para atletas en condiciones de discapacidad.