En julio de 1960, el Senado de Estados Unidos aprobó una enmienda a la Ley de Azúcar, conocida en Cuba como la «Ley Puñal», que otorgaba al Presidente estadounidense la facultad de reducir la cuota azucarera cubana para 1961.
Esta medida, dirigida a estrangular la economía de la naciente Revolución, disminuyó la cuota en 700 000 toneladas, lo que representó el 95 % de la cantidad original, y significó el fin de la cuota azucarera preferencial para la Mayor de las Antillas en ese mercado.
Tal acción tuvo un impacto tremendo en la economía de la Isla, la privó de un golpe de aproximadamente el 80 % de los ingresos provenientes de este sector clave. El entonces presidente de EE.UU., Dwight Eisenhower confiaba que ese mazazo a la economía cubana sería el fin de la «aventura comunista».
La maniobra formaba parte de una estrategia más amplia de agresión económica, una política que aún hoy busca «sembrar hambre y desesperación» para derrocar al Gobierno revolucionario en la Isla.
Se trataba de otro capítulo de la extensa batalla por la libertad de la Isla, ansiada siempre por la emergente nación norteamericana. Ahora el reto mayor significaba el surgimiento y defensa de un proyecto soberano, democrático y popular en las fronteras del imperio.
Por esas cosas de la Historia, también en julio, pero de 1903, se firmó el Convenio de Arrendamiento, que obligaba a Cuba a vender o arrendar tierras a EE. UU. para estaciones navales y carboneras, según dictaba el artículo vii de la Enmienda Platt, impuesta a la Constitución cubana de 1901, tras la intervención estadounidense en la guerra de independencia.
El deleznable acontecimiento obligaba a la Mayor de las Antillas a aceptar condiciones que limitaban su soberanía, bajo régimen de ocupación militar, algo que desmerece el valor legal de cualquier convenio.
La base se convirtió en un enclave estratégico para ee. uu., utilizada como punto de abastecimiento y operaciones militares en el Caribe y América Latina, y ha sido calificada como un símbolo del intervencionismo estadounidense en la región.
Además, la instalación ha sido utilizada en el siglo xxi como prisión ilegal, lo que ha generado nuevas condenas internacionales, sobre todo su uso para concentrar emigrantes cazados en las calles de Estados Unidos.
La historia de Cuba es, en esencia, la historia de una nación que ha resistido, durante más de un siglo, la imposición de poderes externos, luchando por su libertad y soberanía. La batalla continúa, y la voluntad del pueblo cubano por defender su proyecto de país sigue siendo inquebrantable. (r.a.c).
Tomado: Periodico Granma