Para un caimanerense la base estadounidense anclada a las puertas de Bahía Guantánamo significa mucho o absolutamente nada…. Te cuento esto más allá de las referidas lecciones de historia y el natural sentimiento de cercanía geográfica que, sin demasiado esfuerzo, hasta el menos experimentado expresa el significado de ese enclave militar.
La base naval marca cada calle con una señal de dolor o mal recuerdo…
Las historias tienen protagonistas que podrían contarla, donde la cercanía significa sobresalto, ruido de minas y pases para acceder al pueblo donde naciste, creciste, y del que probablemente no pienses irte en tu vida. Pero no solo así pensamos quienes habitamos en este marino poblado. Nosotros tenemos memoria, y por esos crímenes cometidos desde ese enclave, no podemos desmallar en el empeño por la exigencia en la devolución del suelo patrio.
Porque cada maña cuando camino las calles de este municipio y veo cada edificación nueva, se que la opresión no resuelve los problemas de la humanidad. Por esos cuentos de la abuela que sabe a ciencia cierta y no quiere que las futuras generaciones vuelvan a la prostitución y muchos menos a la corrupción. Es por ello que hoy y cuantas veces sea necesario alzo mi voz, porque aunque para algunos la base puede no significar nada, puede no doler en lo absoluto… hay otros que la llevan como un bulto o una herida que no sana y muchos se sabe cuando cicatrizará. No se trata solo de la ocupación de una porción de tierra cubana, es eso y mucho más, es un sentimiento que tiene expresión en la práctica, en la escasa pesca con que regresan a Caimanera las barcazas luego de una noche rebuscando la mar, en el puerto huérfano con tan buena Bahía detrás, la tercera de bolsa más grande del mundo, en el agua de mar que, en esa geografía, ya lo he dicho y escrito antes, no parece mar sino otra cosa.